Los hombres odian entregar su equipaje en el check-in. Las mujeres en cambio sentimos que es mejor hacerlo ya que tememos exceder los límites de peso estipulados.
Las mujeres reaccionamos con mayor tranquilidad ante los retrasos o la pérdida de un vuelo que los hombres.
Las mujeres nos encogemos hacia un lado del asiento para evitar el contacto físico con extraños. Los hombres en cambio se abren de piernas y se apoderan del apoyabrazos. Son invasivos.
Las mujeres solemos sentir frío durante el vuelo y ocupamos las mantas. Los hombres prefieren que el ambiente esté frío.
Las mujeres preferimos los asientos de la ventanilla, pero algunas veces cerramos las cubiertas. Los hombres prefieren los asientos que dan al pasillo, pero les gusta ocasionalmente mirar por las ventanillas.
A los hombres les gusta conocer datos técnicos sobre el avión y su funcionamiento. Las mujeres no solemos tener ese interés, preferimos leer la revista del avión o las ofertas del Duty Free.
Según Delta Air Lines, las mujeres solemos pedir ensaladas o picoteos durante el vuelo, por lo que están comenzando a añadirlos en los menús.
La cadena de hoteles Hyatt detectó que mientras los hombres prefieren leer verticalmente sentados en sillas o sillones, a las mujeres nos gusta leer horizontalmente recostadas en una cama.
Por ello están comenzando a incorporar enchufes para cargar tablets cerca de ellas.
Los hombres que viajan en clase económica se quejan de que las mujeres tienen mayor impunidad en utilizar los baños de clase preferente, mientras que a ellos los envían de vuelta a su asiento o a los estrechos baños de clase turista.
Los datos de Virgin America aseguran que las mujeres preferimos entretenernos durante un vuelo mirando películas, mientras que los hombres suelen preferir contenidos de deportes.
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